
Robot mouse
+5 años
Como he comentado en otras ocasiones, este año Anna Laura ha empezado una nueva actividad extraescolar: robótica.
Fue a una clase de prueba, de la cual salió entusiasta, así que decidimos apuntarla.
Lo que más me ha llamado la atención es que ella es la única niña de su clase (y puede que de toda la escuela). Es una pena que la robótica y la programación se sigan considerando «cosas de niños».
En las clases usan diferentes juguetes, desde Lego hasta pequeños robots y hoy hablamos de uno de los que más le gustan (y que hemos acabado comprando para que pueda disfrutarlo también en casa).

Jack, es un ratón robot programable, listo para seguir instrucciones basadas en procesos de codificacion prácticos.
La caja incluye 30 tarjetas de doble cara que sirven para crear una ruta paso a paso. Sirven para dar las diferentes órdenes que iremos programando en la memoria del robot: avance, retroceso, giro a la izquierda (90º), giro a la derecha (90º) o una acción aleatoria (la que más suele gustar a l@s niñ@s porque es muy llamativa).

Jack se ilumina, reproduce sonidos y cuenta con 2 velocidades y botones coloridos de dirección que coinciden con los representados en las tarjetas de codificacion para facilitar la programacion y secuenciación.
Este juguete no solo es perfecto para iniciar en la programación a l@s más pequeñ@s, sino que sobre todo sirve para acostumbrarles al pensamiento lógico y a la resolución de problemas.
¿Cómo puede llegar el ratón a la meta superando todos los obstáculos?
Para ello tenemos que diseñar un recorrido y tomar decisiones para solucionar las distintas incidencias que nos vamos encontrando por el camino.
Y lo mejor, es que se trata de un juguete que ayuda a aprender a manejar la frustración y enseña que es a través del error que podemos conseguir el mejor resultado.
Al principio se recomienda dividir el recorrido por fases, dando las órdenes al ratón de tres en tres, por ejemplo. Eso nos ayudará a rectificar más fácilmente (sobre todo al principio, es inevitable cometer errores).
También se puede usar algún objeto de referencia para medir y diseñar los laberintos.
El funcionamiento es sencillo y l@s niñ@s irán aprendiendo los conceptos fundamentales de la programación y de la lógica sin darse cuenta.
No es necesario saber leer para jugar, por eso se puede empezar en edad prescolar. Es un juego apto para un solo jugador pero también para dos o más personas, fomentando el trabajo en equipo. Además, a pesar de ser un juego que enseña a programar, para usarlo no es necesario usar ninguna pantalla.
Y otra ventaja es que, a diferencia de otros juguetes de este estilo, tiene un precio muy asequible.

De este juego hay otra versión, algo más cara, que incluye además 16 piezas modulares de plástico para construir los laberintos, 22 muros, 3 túneles y una pieza de objetivo en forma de queso.
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