Las muñecas son para las niñas
Ludovic Flamant (Autor), Jean-Luc Englebert (Ilustrador)
Editorial Tramuntana
+4 años
La tranquila vida familiar de una pareja con dos hijos se ve repentinamente afectada por un simple regalo de cumpleaños. La hermana de la madre, una persona muy rara que llevaba siempre una boina puesta, ¡le ha regalado una muñeca de trapo al más pequeño de la familia!
La historia nos la cuenta el hermano mayor que se muestra muy sorprendido por la reacción de su hermanito porque no se esperaba que la muñeca pudiera gustarle tanto. Decide llamarla Teresa y desde el primer día quiere dormir con ella. El padre, al principio, no se muestra demasiado preocupado porque piensa que el entusiasmo de su hijo menor se acabaría pronto pero resulta que el pequeño no solo viste a su muñeca y comparte con ella su desayuno, sino que incluso quiere llevarla consigo al colegio.
El padre ya no consigue ocultar su enojo y se le ocurre una gran idea: ir a comprar un juguete adecuado para él. Espadas, cascos de bombero, coches de carreras…en la tienda el padre intenta que su hijo se fije en un «juguete para niño».
Pero el peque lo tiene muy claro: él quiere un cochecito para su muñeca Teresa.
El padre sigue enfadado y desconcertado porque él lo tiene muy claro: las muñecas son para las niñas.
De nada sirve que su esposa le recuerde que él mismo también había cuidado, y además muy bien, de un bebé. Aún así el padre no está convencido. Una muñeca no es un bebé y no es un regalo «normal» para un niño.
¿Conseguirá la caja de herramientas de papá hacer cambiar idea al pequeño rebelde?
Un álbum que trata con mucha ironía y sagacidad un tema extremadamente actual, el de los estereotipos de género. A veces, sin darnos cuenta, desde la primera infancia intentamos guiar las preferencias de nuestr@s hij@s en tema de juguetes, convencidos de que existen juguetes para niños vs juguetes para niñas.
El padre, que tanto se opone a que su hijo juegue con una muñeca, aparentemente no es machista: prepara el desayuno, friega los platos, ha cuidado de sus hijos desde que eran bebés, incluso se indigna cuando su mujer sugiere que el bricolaje es un trabajo para hombres. Pero hay algo en su subconsciente que no le deja aceptar con serenidad que los juguetes no tienen sexo y que un niño y una niña tienen derecho a jugar con lo que les apetezca. Este pensamiento está tan arraigado en él que no le permite analizar la situación con calma ni ver sus propias contradicciones.
Al principio, intenta tener paciencia, esperando que el entusiasmo de su hijo hacia la muñeca sea algo pasajero, luego le echa la culpa a la hermana de su mujer y sus rarezas, hasta que ya, enfadado, decide tomar medidas drásticas: gritos, visita a la sección de juguetes para niños (algo que, desgraciadamente sigue existendo en la mayoría de las jugueterías…), una caja de herramientas con herramientas auténticas para iniciar a su pequeño en el bricolaje.
Este libro nos hace reflexionar sobre los estereotipos de géneros todavía presentes en nuestra sociedad, muchos de los cuales se pueden y deben erradicar desde la familia. También nos recuerda lo importante que es respetar los gustos de nuestr@s hij@s, dejándoles libertad de elección, algo fundamental para que sean capaces de tomar sus propias decisiones y defender sus ideas. Este relato además nos habla de una bonita relación entre hermanos que se apoyan y cuidan mutuamente.
Las ilustraciones de Jean-Luc Englebert se centran en los personajes, muy expresivos, y en los objetos claves que representan las distintas fases del relato. Las guardas del libro forman parte de la historia: por un lado aparecen los juguetes tradicionalmente considerados «para chicos», por otro los juguetes «para chicas» pero en cada una de hay un intruso, símbolo del cambio imparable en la mentalidad de las familias. Cada vez somos más los padres y las madres que apostamos por una educación sin estereotipos de género.
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Tenemos tanto que aprender…
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