Te como a besos
Carmen Gil (Autora), Laure du Fay (Ilustradora)
Editorial NubeoOcho
+3 años
Peludo es un monstruo muy grande y, como su mismo nombre indica, muy peludo. Siempre está enfadado y solo. Y cuánto más solo está más se enfada, y cuánto más se enfada, más solo está…
Peludo vive en el país de los Rapónchigos, unos pequeños y adorables seres del tamaño de un frasco de mermelada.
Su vida sería plenamente feliz si no fuera por el miedo que le tienen a Peludo. Cada vez que intentan acercársele, acaban huyendo ante los gritos y los gruñidos del enorme monstruo verde.
Es que Peludo se enfada prácticamente para cualquier cosa: cuando algo no le sale como quiere, cuando no obtiene lo que desea o cuando algo no se le da bien…
Pero un día, uno de los rapónchigos no huyó. A pesar de que Peludo estaba enfadado y rugía sin parar, el pequeño rapónchigo naranja se quedó ahí plantado sonriéndole. Lo miró a los ojos y le dijo: «Me caes bien.»
¿Cómo reaccionará Peludo ante tal inesperado gesto?
Un cuento que habla de cómo nuestro enfado y mal humor pueden acabar alejando a los demás si no conseguimos controlarlos.
El rapónchigo naranja es el único capaz de vencer el miedo y de mostrar empatía. Entiende que cuando el monstruo se siente desbordado por sus emociones, necesita apoyo y contención.
Una historia que nos ayuda a trabajar la inteligencia emocional con l@s niñ@s, pero también nos hace reflexionar sobre nuestra forma de acompañar sus «rabietas».
Hay niños que, durante la crisis, no admiten besos ni abrazos y eso hay que respetarlo. Obviamente hay que estar allí, pero nuestra mera presencia no basta. Hace falta una mirada empática y amorosa por parte de una persona paciente y equilibrada.
La mejor manera de enseñar a gestionar a nuestr@s peques a gestionar sus emociones es mostrándoles cómo nos enfrentamos nosotros mismos a esas situaciones que nos provocan enfado o estrés.
El enfado, la ira y la frustración hacen daño a quien lo padece y pueden llegar a dañar también a quienes lo rodean, si no somos capaces de controlarlos.
Un relato que nos invita también a ir más allá de las apariencias y a tender una mano a quienes lo necesitan.
Los personajes creados por Laure du Fay son entrañables y graciosos. Destacamos la llamativa elección cromática y la capacidad de expresar las emociones de los protagonistas a través de expresiones faciales y lenguaje corporal, complementando así a la perfección el texto.
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