Juguetes violentos…¿qué hay de malo?

Hace unos días nos encontrábamos en un parque, cuando 2 niñas de unos 5 años y un niño de unos 2 años se acercaron a mi hija, amenazándola con unas pistolas de juguete.

Mi hija se alejó pero el grupito empezó a perseguirla gritando «Vamos a matar a todos los bebés«.
Yo me quedé de piedra.
Mi hija les dijo que ese juego no le gustaba y una vez más se alejó.
Pero no desistieron y seguían corriendo detrás de ella.
A ese punto tuve que intervenir. No sé si tardé mucho pero tengo la tendencia a no intervenir en las discusiones de los niños. Pero esta vez era distinto, había violencia por medio y mi hija empezaba a estar asustada.
Claro, ella nunca antes había visto una pistola de juguete, ni dibujos animados violentos, así que en un primer momento no entendió bien lo que estaba pasando, aunque tenía claro que no le gustaba aquella agresividad.
Tengo que admitir que esa frase dirigida a mi hija por aquellos niños me chocó bastante.
Inútil decir, que los padres de esos niños ni se percataron de lo que estaba ocurriendo.
Me acerqué y les dije a esos niños que ese juego a mi hija no le gustaba y que a mí tampoco me gustaban las armas.
Leyendo un artículo del enfermero de pediatría Armando Bastida, titulado «Aún se venden (y se compran) juguetes bélicos«, me he visto reflejada en lo que comenta.
Su artículo es de 2009, han pasado 7 años y no ha cambiado nada.
Sigue habiendo padres que compran armas de juguete a sus hijos.
Aunque no haya estudios que demuestren que usar juguetes bélicos durante la infancia nos transforme en delincuentes y que muchos padres seguramente piensan»¿qué hay de malo? Yo he usado armas de juguete durante mi infancia y no soy un asesino«, me gustaría retomar la misma pregunta que Armando hacía a sus lectores: «¿Qué hay de bueno?».
Pues en mi opinión nada.
Los juguetes violentos hacen que niños y niñas hablen de matar sin saber ni lo que eso significa, pero van interiorizando la violencia como algo normal en las relaciones interpersonales y además van asociando las armas al poder.
La energía y la agresividad en la infancia se pueden canalizar de muchas otras maneras más respetuosas que a través de una espada o una pistola.
El deporte y la educación emocional son clave para ayudar a l@s peques a expresarse sin hacer daño a nadie.
Sirve de poco tener una mesa de la paz en casa (demasiadas veces usada como una silla de pensar, pero eso daría para otro artículo), si luego compramos armas de juguete para nuestr@s hij@s.
No importa que sea «solo» una pistola de agua o de pompas de jabón, se puede jugar a rociar agua o a hacer pompas de jabón de muchas otras formas sin que tenga que transformarse en un juego bélico.
En algunos países como Venezuela y Brasil se ha llegado a prohibir por ley la venta de juguetes bélicos para intentar frenar la violencia extendida a todos los niveles de la sociedad.
El art. 29.1 b) de la
Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas establece que
«la educación del niño deberá estar encaminada a: (…)
b) Inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas».
En cuanto a la protección del consumidor, si se trata de menores, se han establecido normas generales que prohíben la venta o transmisión de objetos que inciten a la violencia o actividades delictivas, o que comporten actitudes o conductas contrarias a los derechos y libertades. Y otras leyes prohíben, especialmente, la promoción de mensajes dirigidos a menores que fomenten la violencia.
A pesar de todo lo dicho este tipo de juguetes no está prohibido.
En la web de Abacus dedicada a los juguetes seguros, se afirma que, «aunque pueda parecer que jugar con una arma inventada y jugar con un juguete bélico sea lo mismo, no es así. Cuando un niño no tiene armas para jugar, utiliza su imaginación y convierte el palo de una escoba en una espada y el secador de juguete en un arma interestelar, pero en muy pocas ocasiones observaremos la acción contraria, en la que una pistola tenga una función diferente a la que representa«.
Así que ese tipo de juguetes no solo fomentan la resolución violenta de los conflictos, sino que además frenan la imaginación y la creatividad de l@s niñ@s.
Si, como dice Troy Talylor, portavoz de Lego, para justificar que sus juguetes sean cada vez más violentos, como denunciado por un estudio de la Universidadde Canterbury, «el conflicto es parte del desarrollo infantil», como adultos conscientes de las nefastas consecuencias del uso de las armas en la sociedad actual, no podemos dejar que la violencia se considere un juego.
Por eso apoyo las iniciativas que llevan a cabo organismos públicos, como el Instituto Andaluz de la Mujer, como la campaña «Juego y juguete no sexista, no violento» que tiene, entre otros objetivos, el de prevenir la violencia de género.

2 opiniones en “Juguetes violentos…¿qué hay de malo?”

    1. Pues, sí, se me ocurren muchas cosas. De hecho llevo un año y 4 meses escribiendo una entrada al día. Hasta ahora he escrito más de 470 entradas. Antes de criticarme y acosarme, lee algo. Un saludo.

Comentarios cerrados.

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