La montaña de libros más alta del mundo
Rocío Bonilla
Algar Edición
+5 años
Lucas estaba convencido de
que había nacido para volar.
Podía pasarse horas contemplando a los pájaros
o siguiendo absorto las estelas de los aviones que
cruzaban el cielo a lo lejos.
Tenía claro su objetivo y estaba dispuesto a hacer de todo para conseguirlo. Empezó a fabricar alas de todo tipo.
Hasta escribió a Santa Claus pidiéndole unas alas que le permitieran volar de verdad.
El día de su cumpleaños, cuando formuló un deseo al apagar las velas de su tarta, esperó que por fin llegara lo que necesitaba para volar. Pero lo único que recibió de su madre fue un libro, acompañado de unas palabras muy enigmáticas:
«Hay otras formas de volar, Lucas»
Lucas no entendió qué quería decir su madre hasta que se sentó en el jardín y empezó a leer.Acabó el libro del tirón. Entusiasta, siguió leyendo un libro tras otro. Cada vez leía más rápido y seguía aprendiendo e imaginando. Leyó todos los cuentos de la librería del salón y los de su hermana. No podía parar.
El jardín de su casa se iba llenando de libros. Lucas hizo una pila y se sentó en ella. Todos sus amigos y conocidos empezaron a llevarle libros, incluso gente de todos los lugares del mundo que se acercaban a ver esa impresionante montaña de libros.
Lucas ya no quería bajar ni para comer o dormir.
La montaña de libros no paraba de crecer.
Y, un día, por fin entendió la frase de su madre que tan enigmática le había parecido.
Un cuento que celebra la magia de los libros y su extraordinario poder de hacer volar nuestra imaginación. El amor por la lectura nos lleva dónde queramos, sin necesidad de movernos de nuestra casa.
Un libro que trasmite pasión por la literatura y, a través de una metáfora muy sencilla de entender para los peques, les muestra todas las aventuras que se pueden vivir al abrir un libro y cuán adictiva puede llegar a ser la lectura.
Todos los amantes de la lectura nos sentimos muy identificados con Lucas. Yo, personalmente, no recuerdo en qué momento me enganché a lectura. En mi casa siempre hubo muchos libros de todo tipo, mi madre nos contaba cuentos cuando cenábamos y uno de los primeros libros que recuerdo es «La pequeña oruga glotona» (también se lo leía a mi hermanita). Aunque lleve unos años sin mucho tiempo para leer literatura para adultos, sigo disfrutando de la lectura compartiéndola con mis hijos e intentando transmitirles mi entusiasmo, así como mi madre hizo conmigo. Con un (buen) libro es imposible aburrirse.
Las ilustraciones son deliciosas y llamativas, como en todas las obras de Rocío Bonilla. Además entre ellas podemos divisar algunos de los personajes de la literatura universal: Moby Dick, el Principito, King Kong.
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