plástica y al juego libre. Las luces, las sombras, los colores, los juegos ópticos involucran todos los sentidos en la experimentación.

Se pueden usar también para calcar dibujos o simplemente para iluminar una habitación.

A diferencia de las mesas de luz, las cajas de luz de Mamá Luz, un diseño exclusivo, son portátiles y manejables, lo que permite usarlas en cualquier lugar, y además son muy resistentes. Están construidas en madera de pino e incluyen leds certificados 60825-1 clase 1 con una duración aproximada de 30000 horas.
Para los más pequeños lo ideal es empezar a usar la luz de color azul que es la más relajante para la vista.
Gracias a un mando, es posible modificar el color y la intensidad de la luz, incluso programar el cambio automático de las luces a diferentes velocidades, lo que permite un sinfín de posibilidad de juego.
El kit de la caja de luz individual, cuyas medidas son 33x37x10 cm, incluye algunos materiales básicos para poder empezar inmediatamente a usarla: plumas, vasitos, cubitos de hielo, varitas de cóctel y maderas de colores.

Está disponible también en tamaño grande y extragrande, así que se puede adaptar a las necesidades de una familia numerosa o de un colegio o ludoteca. Es muy fácil de limpiar, basta con pasar un trapo con agua y jabón, después de haberlo bien estrujado.
Tener una caja de luz es una experiencia única también para los adultos. A mí me ha cambiado el chip por completo y voy buscando materiales translúcidos y no que nos puedan servir para nuevas combinaciones.
Cualquier actividad adquiere una connotación especial si realizada en trasluz: observar los detalles de hojas y piedras, trabajar con plastilina, usar un espejo para ver el reflejo de las imágenes, observar radiografías.

Si se cubre con plástico trasparente, incluso se puede dibujar con temperas o llenar la superficie de arena o sémola para trazar letras y números, en una actividad inspirada en las bandejas Montessori.
También se pueden usar legumbres para trazar siluetas o inventar cuentos
recortando siluetas de papel de seda o de cartón.

Lo ideal es elegir una habitación acogedora con un ambiente tranquilo y agradable que ayude a instaurar un clima de concentración.
Lo mejor de recursos como este es que estimulan a la vez creatividad y pensamiento crítico: ella misma elige los materiales que más le llaman la atención en ese momento y se lanza en mezclas y construcciones siempre nuevas. Y además le permite seguir sus dos grandes pasiones: inventar cuentos y crear formas geométricas.

Las cajas de luz están fabricadas de forma artesanal en España por una empresa que apuesta por materiales naturales y seguros. Las empresarias que han dado vida a Mamá Luz son también madres y eso se refleja en el cariño y la cura de los detalles.
Además de las cajas de luz, ofrecen otros productos inspirados en Montessori, Waldorf y Pikler que apuestan por el desarrollo libre y respetuoso de los pequeños, favoreciendo su creatividad: collares de lactancia, collares infantiles, mordedores de crochet y madera natural, pelotas Pikler, torre y escalera Montessori.



la mesa de luz es una buenîsima idea, nosotras la hemos probado en una caja también aunque no pareciô apasionarle mucho a mi hija, supongo que tendremos que volver a probar!