Reseña: «La casa desplegable»

La casa desplegable
Lucie Brunellière
Editorial Patio

 

+2 años

 

Cuando, hace unos días, compartí en la página Apego, Literatura y Materiales respetuosos el booktrailer con el cual la Editorial Patio presentaba sus últimas novedades editoriales La casa despegable y La granja desplegable, creo que todos los que lo vimos nos dimos cuenta de que se trataba de auténticas maravillas.
Pero lo mejor ha sido sin duda ver la acogida que mi hija le ha dado a este libro-juego.
En cuanto lo ha visto montado, ha querido llevarlo a la cama porque le encantaba la idea de ir descubriendo lo que había en las distintas habitaciones, gateando alrededor de la casita.
Sí, porque no se trata de un libro cualquiera. Sus hojas de cartón duro se encajan para formar una casa con una cocina, un salón, un dormitorio infantil y un cuarto de baño.
Y en cada habitación hay uno de los miembros de la familia: el papá está cocinando un plato nuevo con la ayuda de un libro de recetas, el hijo está leyendo un libro en el sofá, al lado de la chimenea, la hija está jugando a los indios en la parte de arriba de la litera y la mamá se está secando el pelo en el cuarto de baño.
A mi hija lo que más le ha llamado la atención ha sido sin duda la escena de la mamá, ya que le parece raro e inusual que una madre pueda estar en el cuarto de baño sola, sin la presencia de sus hijos (¡y a mí también). Esas imágenes me dan esperanza de que algún día, cuando mi hija tenga la edad de los peques de la familia del libro, pueda volver a cerrar la puerta del baño, aunque sea de vez en cuando.
Ha sido asombroso ver el entusiasmo con el cual Anna Laura ha acogido el
libro: no ha dejado de jugar con él durante más de una hora, inventando historias y diálogos entre los personajes. Y ha añadido un miembro más a la familia: ella era el bebé que llamaba a gritos a su mamá.
El libro está muy bien estructurado porque permite de cambiar el suelo de cada habitación: hay una versión ordenada, ideal y casi inalcanzable en casas con niños felices, y otra, la más común, desordenada.
Al levantar la solapa del suelo hay, por cada habitación, 15 objetos a descubrir, lo que hace de este libro también un divertido busca y encuentra para los más pequeños.
Además ofrece una oportunidad muy amena de ampliar el vocabulario relacionado con los objetos que se encuentran habitualmente en una casa.
Un detalle muy gracioso, y que me hace deducir que la escritora es amante de los gatos, es la presencia del achuchable gato gris de la casa en todas las escenas: mientras duerme en el sofá, mientras juega con un rollo de papel higiénico o lleva un gorro de vaquero.
Un libro sin estereotipos de género (el papá cocina, la hija se divierte con un juego considerado “de niños”), que fomenta hábitos saludables (la cesta de la compra está llena de fruta y verdura), lleno de imágenes entrañables (como el hijo que lee cómodamente tumbado en el sofá).
Pero ese detalle de la mamá que tiene 5 minutos todos para sí para secarse el pelo me ha emocionado.
También me han llamado la atención los juguetes de la habitación de los niños: instrumentos musicales, rincón de arte, libros y casa de muñecas para el juego simbólico. A pesar del alegre desorden, muy en línea con Montessori.
De la misma colección y la misma autora, hay otro libro ambientado en la granja que también tiene muy buena pinta.
La granja tiene establo, huerto, garaje y granero. En cada una de los cuatro sectores de la granja se puede jugar al juego de memoria, buscando las imágenes que aparecen al reverso de a página. Cada sector tiene dos variantes, según como se acomoden las páginas: el huerto con las verduras recién plantadas o bien ya a punto para cosechar, el garaje ordenado o desordenado.
Un libro-juego con un precio muy reducido y que garantiza horas y horas de diversión.
También los niños que no muestran mucho interés hacia la lectura, no podrán resistirse a un libro que se trasforma en un juguete.
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