Reseña: «No hace falta la voz»

No hace falta la voz
Armando Quintero (Autor), Marco Somá (Ilustrador)
OQO editora

+ 3 años

 

Todos los animales tienen voz y la usan para expresar sus sentimientos con sonidos que demuestran cariño.
Perros y gatos, caballos y lobos, familias (por cierto, todas monoparentales y muchas numerosas) y tigres, todos, a su manera, se dicen te quiero.
Todos excepto la jirafa y su cría que no tienen voz.

Pero la jirafa tiene un cuello muy largo y gracias a él puede acariciar a su pequeño que juega en el jardín (¡y sin moverse de casa!).

Las caricias de mamá jirafa son tan reconfortantes que la pequeña jirafa decide compartirlas con sus amigos, enseñando a todos a expresar el amor hacia sus seres queridos a través del contacto físico, de abrazos y achuchones.
Desde entonces todos los animales saben
que no hace falta la voz para decir:
-¡Te quiero, mamá!
-¡Te quiero, papá!
-Te quiero.
Prácticamente imposible no emocionarse con este libro.
Sabemos que el contacto físico como muestra de cariño es imprescindible para el desarrollo emocional de los pequeños: les infunde seguridad  favorece la construcción de una imagen positiva de sí mismo, mejorando no solo la confianza en sí mismos sino también en los demás.
Preciosas y muy originales las ilustraciones, en las cuales los animales, representados de forma humanizada, vienen dibujados en situaciones familiares distendidas y de juego, en las cuales cualquier niño/a puede sentirse identificado/a: disfrutando en el parque con sus padres, tomando un helado, bañándose en un río o un lago.
El texto y las ilustraciones nos trasmiten esa sensación de serenidad que surge compartiendo experiencias agradables con nuestra familia.
Cuando la pequeña jirafa enseña a sus amigos su especial forma de comunicar el cariño, la interacción se vuelve entre razas distintas y se van enseñando los unos a los otros.

Y el aprendizaje no se limita únicamente a nuevas formas de comunicación o afecto, sino también de conocimiento y acercamiento al otro. Así, si las situaciones de diversión eran entre animales de la misma especie, a partir de que la pequeña jirafa enseña a un elefante cómo son las caricias, esta interacción entre diferentes razas continúa: el elefante le enseña al tigre; este, al lobo; y así consecutivamente.

El libro está dedicado por el Autor a su “abuelo del corazón”, un anciano vecino de casa, que le transmitió la pasión por la lectura y que un día le habló de las jirafas y de su manera de comunicarse cariño con miradas y caricias. El libro perfecto para recordar a nuestros peques lo muchísimo que les queremos y las miles maneras en las cuales les demostramos nuestro amor.
Porque a veces, sobre todo cuando se trata de sentimientos, un gesto vale más que mil palabras.
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