Talleres de des-princesamiento

En Faktoría Lila (Bilbao) y en la Escuela de des-princesamiento (Iquique – Chile) se imparten cursos para superar los estereotipos que las princesas (sobre todo las princesas Disney) intentan instilar en niñas y mujeres.
Por casualidad he descubierto que en estos dos lugares geográficamente muy lejanos se llevan a cabo proyectos muy similares.
En la asociación Faktoría Lila, por ejemplo, se organizan esos talleres para que cada una tenga la libertad de ser la mujer que quiera ser.
«La imposición de un canon de belleza imposible, la construcción de una idea de amor romántico que nos hace desiguales, la visión de la soltería como un estado carencial, la subordinación de nuestros deseos a los de las otras personas, la falta
de reconocimiento a nuestro trabajo en casa y en el mercado… Son cuestiones que nos perpetúan como eternas pasivas, que continúan poniéndonos dificultades para decidir sobre la vida que queremos llevar.

 

El taller se plantea estructurado en 4 bloques temáticos, a cada uno de los cuales dedicamos 5 sesiones:

  •  El ideal de belleza que se nos impone a las mujeres, y los intereses ocultos que hay detrás de él, así como las consecuencias personales y sociales de la imposibilidad de alcanzarlo.
  • La construcción sociocultural del amor romántico, que nos hace entender la complementariedad como excusa para la desigualdad y que permite que nos veamos envueltas en relaciones que nos restan autonomía personal y libertad.
  •  La división sexista del trabajo, que nos responsabiliza desde la culpa de las tareas de cuidados, las menos valoradas y peor remuneradas, y nos posiciona en un papel secundario y precario en el mercado del empleo
  •  Nuestra relación con el deseo, y la incapacidad que se nos ha impuesto para reconocer y satisfacer nuestros propios deseos, en contraposición con la tendencia a adelantarnos a la satisfacción de los deseos ajenos».
En la Casa de la Cultura de Iquique los talleres vienen impartidos por dos psicólogas, Lorena Cataldo y Jendery Jaldín, y van dirigidos a niñas entre 9 y 15 años.
A través de canciones y debates, aprenden qué significa ser mujer, delegitimando la idea que si una niña se viste bien y es bonita, encontrará el amor de un príncipe azul, y que esta es la única manera de alcanzar la felicidad.
Además de organizar grupos de conversación sobre los estereotipos en los juguetes y el mito del amor romántico, se les enseñará también autodefensa.
Aunque las princesas de las películas han evolucionado y tienen más contacto con el mundo exterior, al final acaban casándose y viviendo «felices para siempre».
El objetivo es que, al final de las 5 sesiones, las niñas, que en la primera sesión se definían a sí mismas «frágiles, dulces y amables» lleguen a verse como «fuertes, libres y capaces«.
Eso no significa que las niñas no puedan jugar a ser princesas, sino que es importante que sepan que pueden jugar (y ser) lo que quieran: princesas y también piratas, ingenieras o jedi. También han de saber que no necesitan un príncipe que las rescate.
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