Reseña: «Un beso para mi hermanita»

Un beso para mi hermanita
Ursel Scheffler (Autora), Ulises Wensell (Ilustrador)
ANAYA Infantil y Juvenil

 

+3 años

 

El osito Pelusa se siente triste y solo. Desde la llegada de su hermanita, su mamá no tiene mucho tiempo que dedicarle. La pequeña es el centro de atención y a Pelusa se le quitan hasta las ganas de jugar, ya que muchas veces, para no despertar a su hermanita, no puede ni hacer ruido (¡con lo divertido que es derribar torres!).
Ni las salidas al bosque con su amigo Pompón son las que eran…ahora hay que llevar a la pequeña que, obviamente, tiene otros intereses (recoger flores por el camino) y anda demasiado lentamente…¡nunca llegarán al río! Pelusa pierde la paciencia.
Pero cuando la pequeña osa de repente desaparece, Pelusa se da cuenta de lo mucho que la quiere.
El reencuentro con sus padres además le hace entender que en sus corazones hay bastante amor para él y para su hermanita.
La llegada de un hermanito es sin duda un evento que modifica la vida de una familia y puede suponer un pequeño trauma para el hermano mayor.
Hay una edad crítica según los expertos, entre los 2,5 y los 5 años, en la cual el primogénito puede sufrir especialmente por la llegada de otro miembro de la familia.
Pasar de ser el centro de la atención de todos los miembros de la familia a verse “desplazado” por alguien con quien al principio no es posible ni hablar ni jugar, no es fácil.
Los consejos que se suelen dar es que cada uno de los padres (o de las figuras de apego) consigan recortar a lo largo del día momentos a solas con el hermano mayor para hacer lo que más le gusta, además de mostrarles, con palabras y mimos, mucho cariño.
También puede ayudar hablar con el niño más grande y explicarle que el hermanito menor nos necesita a todos, él incluido, y así implicarle en el cuidado del bebé, con pequeñas tareas que serán proporcionadas a su edad.
Este cuento nos muestra que, a pesar de los posibles celos, la relación entre hermanos es una de las más estrechas e intensas que puede haber, aunque a veces para darse cuenta, hay que vivir una situación extrema.
En la web de la editorial vienen propuestas algunas actividades:
  • Enseñar la cubierta del libro y preguntar qué creen que le pasa al osito más grande. Se le puede explicar que la osita más pequeña es su hermana y de allí empezar a hablar sobre los sentimientos hacia sus hermanitos.
  • Tomando inspiración de la última ilustración que aparece en el libro, se puede pedir al niño que dibuje a su familia. Suele ser una actividad muy interesante ya que hasta los 10 años los niños no dibujan lo que ven sino lo que “saben” de las cosas. Sobre todo el lugar asignado a cada miembro de la familia (en el centro los que para él son más “importantes”, es decir, con los cuales tiene un vínculo más estrecho) y las dimensiones de cada uno de ellos nos darán indicaciones sobre su estado de ánimo.
Un cuento que nos habla de convivencia y empatía, de sentimientos encontrados hacia los hermanos pero sobre todo de amor familiar.
En la misma colección, otro libro que os he reseñado: ¡Seguimos siendo amigos!, de la misma Autora y con los mismos tiernos dibujos de Wensell.
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