Cesto de los tesoros «Montessori»

Los cestos de los tesoros surgen de una idea de Elinor Gloschmied, publicada en el libro «La Educación Infantil de 0 a 3 años«, y se han popularizado en el método Montessori, ya que se usan en algunos centros que intentan aplicar los principios de Maria Montessori a niñ@s de edad inferior a 3 años.

El cesto de los tesoros incluye varios objetos, casi siempre de uso cotidiano, que se proponen al bebé en un cesto.

El objetivo del cesto es ofrecer estímulos a l@s niñ@s, por eso habrá que elegir objetos que aporten mucha información sensorial.

Se pueden empezar a ofrecer al bebé cuando ya son capaces de quedarse un ratito boca abajo. Al principio se usarán cestos con bordes bajos. Cuando ya sean capaces de sentarse (algo que, si no han sido intervenidos en su desarrollo motor, se dará después de que aprendan a gatear), será el momento en el que aprovecharán al máximo este recurso.

El bebé podrá elegir los objetos que prefiere y podrá analizarlos usando todos sus sentidos. Explorando el cesto de los tesoros, el peque descubrirá de forma sensorial el tamaño, peso, color, textura, sonido, forma de cada uno de sus componentes…

Para que los objetos despierten su curiosidad, hay que ir renovando los objetos de los cestos. Debe tratarse de objetos que puedan lavarse y secarse, sobre todo si se trata de bebés pequeñ@s que aún no gatean.

También es fundamental que se trate de objetos seguros, sin bordes afilados, de un tamaño suficientemente grande para que no se los pueda tragar, sin piezas pequeñas que se puedan desprender. Obviamente la supervisión de una persona adulta es necesaria durante todo el proceso.

La persona adulta se limitará a observar a corta distancia, sin interferir en la elección de los objetos ni en su forma de usarlos.

En el cesto hay que incluir materiales que puedan estimular todos los sentidos:
  • Tacto: Diferentes texturas, peso y temperatura.
  • Vista: Diferentes colores y formas.
  • Oído: Objetos que emitan diferentes sonidos.
  • Olfato: Objetos con diferentes olores.
  • Gusto: Objetos con diferentes sabores.

Según las indicaciones de Goldschmied hay que evitar el plástico, al ser un material que aporta poco desde el punto de vista sensorial. En su libro recomienda usar objetos naturales o de materiales naturales (madera, tela, cartón). Los cestos tienen que tener un diámetro aproximado de 30 cm y una altura de 10 cm. Nosotros hemos elegido esta cesta, blandita para que el bebé no se haga daño, y de material natural (algodón).

Si no te quieres complicar la vida y quieres un cesto ya listo para usar (sin preocuparte de elegir los materiales), te recomiendo esta cesta de tesoros. Es artesanal, la relación calidad/precio es muy buena y los objetos son seguros. Incluye 14 piezas de diferentes tipos de madera (de haya, de olivo), 100% naturales sin pintar ni barnizar.

Tuvimos una muy mala experiencia con otro cesto de tesoros que incluía objetos que se rompían fácilmente, vendida por una empresa española bastante conocida, así que cuidado.

Entre los cestos DIY que hemos preparado en casa, inspirándonos en las que se suelen usar en los salones Montessori, os hablo de las que más éxito han tenido.

Otro cesto que a Tomás le encanta es el de objetos metálicos (con los cuales organiza también maravillosos «conciertos») e incluye:

A medida que el/la bebé vaya creciendo, es muy interesante proponerle cestos con objetos clasificados por colores. Ya estamos preparando los nuestros seleccionando algunos objetos: pelotas de caucho, juguetes de madera de colores, semiesferas de silicona, sonajeros translúcidos, relojes de agua y aceite
En cada uno de los cestos pondremos uno de estos libritos de cartón que ya nos resultaron muy útiles con Anna Laura.

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