
El ratón y la montaña
Antonio Gramsci (Autor), Laia Domenech (Ilustradora)
Editorial Milrazones
+5 años
Un ratón bebe la leche contenida en un vaso, pero se trataba del desayuno de un niño.
El niño, al despertar, llora de hambre. El ratón intenta remendar su acto, pidiendo a una cabra que les dé un poco de leche.
El niño, al despertar, llora de hambre. El ratón intenta remendar su acto, pidiendo a una cabra que les dé un poco de leche.
– Señora cabra, ¿podría usted darnos leche para desayunar?
– Podría, podría…-respondió la cabra-si tú me trajeras hierba para comer.
Así ambos pedirán ayuda al césped pero su respuesta es tajante: para dar hierba, necesita agua. La fuente tampoco puede dar agua: necesita que alguien arregle las piedras caídas. Todo está destrozado.

Hasta llegar a la montaña.
Entonces el ratón le contó
a la montaña la historia del niño
que no tenía leche para desayunar…
El ratón, en nombre del niño, promete que, cuando sea mayor, plantará árboles. Esta esperanzadora promesa hará que todo el mundo se ponga en marcha para que el niño pueda desayunar.

Antonio Gramsci, filósofo, político y periodista italiano, fue encarcelado durante la dictadura fascista de Mussolini. Desde la cárcel, escribió muchas cartas a su mujer. Una de ella, escrita en 1931, contenía este cuento, pensado para sus hijos, Delio y Giuliano. Se basa en un relato popular italiano cuyos protagonistas son un ratón y una montaña.
Un relato que contiene grandes enseñanzas: en primer lugar nos hace reflexionar sobre la importancia de la colaboración para obtener resultados. Todo nace de la iniciativa de un ser diminuto, un ratoncito que, movido por el sentimiento de culpabilidad, consigue movilizar a todo su entorno, llegando incluso a implicar a una montaña, símbolo de la naturaleza. El ratón, a pesar de los obstáculos que encuentra, no se da por vencido; es un personaje proactivo que busca una solución a un problema inmediato y acaba por solucionar algo mucho más importante, volviendo a despertar el sentimiento de pertenencia a una comunidad.
El ratón es un animal pequeño pero no teme enfrentarse a una enorme montaña. Nos enseña que cualquier contribución, por muy pequeña que parezca, es importante y ningún objetivo es demasiado grande si nos esforzamos para conseguirlo.
Este cuento nos hace así reflexionar sobre la convivencia entre personas, animales y plantas, todos tan conectados entre sí que se necesita el aporte de todos para el mundo funcione.
Laia Doménech ha adaptado el texto de Gramsci al público infantil contemporáneo y lo ha ilustrado, eligiendo tonos oscuros y difusos sobre un fondo blanco. El gris y el negro, poco a poco, siguiendo la evolución de la historia, dejarán paso al color.
Las ilustraciones son extremadamente expresivas y nos transmiten la atmósfera triste y desolada de la posguerra. Nos cuentan lo que ocurría en muchos pueblos italianos a principios del siglo XX, una realidad que se repite en todos los lugares asolados por la guerra: la gente tiene que luchar a diario para conseguir comida, ha dejado de sonreír, ha perdido la esperanza.
El niño representa el presente, desesperado, pero también el futuro, un futuro por el cual merece la pena luchar. Agradecido por el esfuerzo de todos, cumplirá la promesa que el ratón hizo en su nombre y devolverá a su pueblo la vitalidad que tenía antes de la guerra.
Un álbum maravilloso que nos hace reflexionar sobre las razones mismas de nuestra existencia, sobre la interconexión entre el ser humano y la naturaleza, la generosidad y la importancia de cada granito de arena. Y, viniendo de un hombre que sufrió las consecuencias de una de las épocas más terribles de la historia de la humanidad, contiene un mensaje de esperanza que llega directo al corazón.
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Muy chulo.
No te des por vencido