
Hemos decidido aprovechar al máximo nuestro último año de homeschooling para que Anna Laura pruebe diferentes actividades.
Cuando tenía 3 años, empezó a recibir clases de inglés y de baile. Hasta aquel momento habíamos hecho solo actividades juntas (música, yoga y chino), así que se trataba de la primera vez que pasaba un ratito sin nosotros.
La experiencia no fue buena: la profesora de baile un día la regañó porque no le apetecía hacer un ejercicio de calentamiento, un comportamiento que me pareció del todo inaceptable, ya que la niña iba allí para divertirse, no para que la maltrataran. Las clases de inglés dejaron de gustarle después de unos meses, al cambiar de profesora; obviamente no insistí y las suspendimos.
La experiencia no fue buena: la profesora de baile un día la regañó porque no le apetecía hacer un ejercicio de calentamiento, un comportamiento que me pareció del todo inaceptable, ya que la niña iba allí para divertirse, no para que la maltrataran. Las clases de inglés dejaron de gustarle después de unos meses, al cambiar de profesora; obviamente no insistí y las suspendimos.
Al año siguiente, ya con 4 años, sí estaba preparada. Cursó inglés y baile (aunque en otros centros), y judo, un deporte que transmite muchos valores positivos. Como probablemente ya sabes, el inglés lo aprendió en casa con canciones y vídeos pero las clases son una ocasión para hablar con una maestra nativa.
Este año también ha empezado con el teatro: le encanta inventar historias, meterse en el papel y disfrazarse, así que esa actividad le viene genial.
A través de talleres puntuales, me gustaría que aprendiera a jugar al ajedrez, un deporte-ciencia que le llama mucho la atención y cuyos beneficios son innumerables; y robótica, otra de sus pasiones, para que vaya conociendo más cosas de ese mundillo de forma lúdica.
A través de talleres puntuales, me gustaría que aprendiera a jugar al ajedrez, un deporte-ciencia que le llama mucho la atención y cuyos beneficios son innumerables; y robótica, otra de sus pasiones, para que vaya conociendo más cosas de ese mundillo de forma lúdica.
Podrían parecer muchas actividades, pero en realidad se trata solo de una hora o, como mucho, una hora y media al día.
La mayoría de su tiempo lo pasa jugando libremente en el parque. También hay tiempo para cocinar y limpiar juntos (e ir al supermercado, si hace falta) y hacer alguna actividad en casa (dibujar, jugar con la plastilina o con construcciones, leer algún libro, inventar coreografías, cantar canciones a la barriga de mamá ?). Ahora mismo está aprendiendo a escribir y está entusiasmada.
La mayoría de su tiempo lo pasa jugando libremente en el parque. También hay tiempo para cocinar y limpiar juntos (e ir al supermercado, si hace falta) y hacer alguna actividad en casa (dibujar, jugar con la plastilina o con construcciones, leer algún libro, inventar coreografías, cantar canciones a la barriga de mamá ?). Ahora mismo está aprendiendo a escribir y está entusiasmada.
Soy consciente de que el próximo año tendremos que renunciar a las extraescolares (o como mucho mantendremos una) porque ya tendrá bastante actividades dirigidas en el cole, aunque nos hemos preocupado por elegir un cole que trabaja por proyectos.
Afortunadamente aquí en Andalucía cada vez más colegios incluyen en el horario escolar asignaturas como ajedrez, robótica y yoga, además de impartir en inglés asignaturas como ciencias, música y arte (aunque me preocupa un poco el nivel de inglés de l@s docentes).Circulan varios artículos de «blogueras iluminadas» (esas que han pasado en bloque de ser «expertas» Montessori a ser «expertas» en crianza «respetuosa» y disciplina positiva?) que condenan las extraescolares sin más, sin tener en cuenta que cada niño/a y cada familia tienen sus circustancias.
El problema no son las extraescolares.
No hay nada malo en que un/a niño/a elija libremente un deporte o cualquier otra actividad que quiera practicar por la tarde.
El verdadero problema de nuestra sociedad es que se considere normal que un niño de 3 años se quede hasta 8 horas diarias en el cole o que un niño de primaria, tras la carga lectiva, tenga que hacer deberes por la tarde.
Eso sí resta tiempo de juego, no una actividad extraescolar que, en la mayoría de los casos, tiene una finalidad lúdica.
El problema no son las extraescolares.
No hay nada malo en que un/a niño/a elija libremente un deporte o cualquier otra actividad que quiera practicar por la tarde.
El verdadero problema de nuestra sociedad es que se considere normal que un niño de 3 años se quede hasta 8 horas diarias en el cole o que un niño de primaria, tras la carga lectiva, tenga que hacer deberes por la tarde.
Eso sí resta tiempo de juego, no una actividad extraescolar que, en la mayoría de los casos, tiene una finalidad lúdica.
Estoy de acuerdo. De todos modos a todas las "expertas" hay que hacerles caso hasta donde una cree conveniente, porque luego muchas son de consejos vendo que para mi no tengo.