Reseña: «Nada de nada»

Nada de nada
Julien Billaudeau
Editorial Tramuntana

+3 años

Al principio, no había nada.
Nada de nada.
Por supuesto, aquí o allí había algunos árboles. Pero no era casi nada. 
Al principio no había nada. Absolutamente nada.
Bueno, sí, había árboles, pájaros, zorros y conejos, incluso un estanque. Pero eso era casi nada a los ojos del Señor C. Todo lo que había, y que algunos podrían considerar mucho, para él era insuficiente.
Hacía falta un camino, casas, postes de electricidad, una torre de agua, farolas…Pero todo eso todavía era casi nada para el señor C.
Siguió añadiendo comercios y una gasolinera, y más viviendas, por supuesto. Para conseguirlo tuvo que cortar árboles, desviar el río y drenar el estanque. La ciudad siguió creciendo.
Era fantástica, toda hecha de ladrillos, metal y vidrio. Había de todo y todo era perfecto.
Hasta que, un día, un pequeño herrerillo decidió hacer su nido en lo alto de un rascacielos…Un pequeño gesto que lo cambió todo.
Un libro que nos hace reflexionar sobre el impacto del ser humano en el entorno que nos rodea, sobre la forma en la que vamos acabando paulatinamente con todo aquello que hay a nuestro alrededor. A ese proceso destructor lo llamamos progreso.
Una historia que transmite un fuerte mensaje ambientalista, y también constituye una llamada de atención hacia aquellas necesidades que nosotros mismos nos creamos y que no se corresponden con aquello que verdaderamente nos hace falta para vivir. Una crítica a la sociedad consumista y capitalista que nos atrapa y nos hace desear siempre más de lo que tenemos, representada por el Señor C, un constructor.
El libro tiene una estructura muy interesante. Al principio, empezando por las guardas, la naturaleza va ocupando cada vez más espacio. Pero la llegada del Señor C marca un punto de inflexión. El espacio urbanizado poco a poco va sustituyendo la naturaleza, hasta llenar por completo las hojas, sin dejar espacio ni para el texto. La llegada del herrerillo modificará nuevamente el equilibrio, y esta vez le tocará al Señor C adaptarse al nuevo entorno.

Billaudeau, que se encarga también de las ilustraciones, lo hace con un estilo minimalista y sencillo que contrasta con la acumulación progresiva de objetos. Como explica en su blog, las ilustraciones están hechas de elementos de madera, que han sido grabados, impresos y escaneados para luego componer las imágenes en el ordenador. El resultado de cuatro años de trabajo es esta propuesta gráfica tan impactante, llena deobjetos y colores con una fuerte carga simbólica.Un libro que gustará a l@s más pequeñ@s pero también hará reflexionar a l@s mayores.

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