En la última semana he detectado dos grupos Facebook que, escudádose tras la libertad de los padres, promueven y justifican comportamientos contrarios a los derechos de los niños.
En uno de los grupos, en contra de las recomendaciones de la OMS y de la AEPED, se recomienda empezar la alimentación complementaria de los bebés a los 4 meses. ? Además del evidente peligro para la salud infantil (que no se limita a alergías y obesidad), hay burla y hostigamiento hacia las madres que sí seguimos esas recomendaciones. Pero el blanco favorito de ese grupo somos las madres que optamos por la lactancia materna, definidas «teta-nazi». Por eso, intentan con todos los medios de presionar a las madres que encuentran alguna dificuldad durante la lactancia, a pasar a la lactancia artificial, difundiendo información falsa, como que la lactancia materna provocaría depresión (mientras está demostrado lo contrario: la oxcitocina producida durante el amamantamiento ayuda a superar la depresión posparto y reduce el riesgo de padecerla).
En el segundo grupo, el administrador justifica abiertamente la violencia física contra los niños (el caso específico que dio lugar al debate y a varios posts sobre el tema, era el de un manotazo «educativo» en la boca a un bebé) y las pocas madres que se atrevieron a demostrar su disconformidad y llamar las cosas por su nombre (maltrato infantil) han sido echadas del grupo e incluso acosadas por mensaje privado.
En estos dos casos estoy asesorando jurídicamente a las afectadas.
Personalmente, hace ya un par de años, me vi obligada a salir de un multitudinario grupo de literatura infantil en el que, con la excusa de que no se trataba de un grupo de crianza, la administradora permitía defender el método Estivill. Claro, dos años después descubro que la misma administradora usó ese método de tortura con sus hijas, siendo todavía bebés.
También me vi obligada a dejar un grupo Montessori en el que la administradora (una bloguera que imparte cursos sin tener titulación ni competencias) defiende el uso de armas de juguete y varios comportamientos contrarios a la crianza respetuosa (como la retirada forzosa del pañal).
Actualmente soy miembro de un par de grupos de crianza respetuosa y allí, casi a diario, vemos gente que intenta justificar comportamientos contrarios no solo a la moral, sino a los derechos fundamentales de los niños. Y eso pasa a pesar de que las normas sean claras y los miembros sepan que se trata de grupos que defienden los derechos de l@s niñ@s, por encima del adultocentrismo, si necesario.
Se justifican hablando de «libertad educativa» y » respeto por las decisiones de los padres» pero olvidan que el deber principal de un padre y de una madre es el de velar por la salud física y mental de su(s) hijo(s).
Se justifican hablando de «libertad educativa» y » respeto por las decisiones de los padres» pero olvidan que el deber principal de un padre y de una madre es el de velar por la salud física y mental de su(s) hijo(s).
O, peor aún, hacen referencia a las modas del momento: las neurociencias o la disciplina positiva.
En un artículo ya demostré el uso instrumental que algunos neurocientíficos hacen de la ciencia para justificar tratos vejatorios hacia l@s niñ@s, ahora hay una tesis doctoral, que demuestra que las neurociencias respaldan los estereotipos de género.
Lo mismo pasa con la disciplina positiva, en nombre de la cual, y haciendo referencia a los límites, se permiten comportamientos intransigentes y vejatorios hacia l@s niñ@s. Usan el miedo de los padres a caer en el permisivismo para empujarlos hacia el autoritarismo. Los límites existen en la crianza respetuosa, por supuesto, pero son pocos, claros, necesarios y consensuados (no dejes de leer «Ni rabietas ni conflictos» de Rosa Jové).
En un artículo ya demostré el uso instrumental que algunos neurocientíficos hacen de la ciencia para justificar tratos vejatorios hacia l@s niñ@s, ahora hay una tesis doctoral, que demuestra que las neurociencias respaldan los estereotipos de género.
Lo mismo pasa con la disciplina positiva, en nombre de la cual, y haciendo referencia a los límites, se permiten comportamientos intransigentes y vejatorios hacia l@s niñ@s. Usan el miedo de los padres a caer en el permisivismo para empujarlos hacia el autoritarismo. Los límites existen en la crianza respetuosa, por supuesto, pero son pocos, claros, necesarios y consensuados (no dejes de leer «Ni rabietas ni conflictos» de Rosa Jové).
Nadie ha dicho que criar con respeto sea fácil, supone un gran esfuerzo por parte de los adultos, sobre todo si, en su momento, recibieron una educación autoritaria y/o violenta. Pero no es imposible. Hay que informarse, mejorarse cada día y romper el círculo del maltrato.
Facebook se está convirtiendo en un vertedero en el que, gracias al anonimato (hay muchos usuarios que todavía no usan su nombre real) y a la supuesta impunidad, se permite apología de delitos graves (art. 18 CP).
¿Qué podemos hacer?
Personalmente denuncio a Facebook los grupos y las páginas que fomentan y/o justifican el maltrato infantil.
Si en un grupo detectas afirmaciones en contra de los derechos de los niños, los pasos a seguir son tres:
1. sacar capturas de pantalla de los posts delitivos;
2. salir del grupo;
3. denunciar el grupo a Facebook por violencia (ver la información del grupo, denunciar grupo, violencia o comportamiento dañino);
4. Si lo consideras oportuno, presentar también la denuncia al Grupo de delitos telemáticos de la Guardia Civil o a la Unidad de Investigación Tecnológica del Cuerpo de Policía).
Personalmente denuncio a Facebook los grupos y las páginas que fomentan y/o justifican el maltrato infantil.
Si en un grupo detectas afirmaciones en contra de los derechos de los niños, los pasos a seguir son tres:
1. sacar capturas de pantalla de los posts delitivos;
2. salir del grupo;
3. denunciar el grupo a Facebook por violencia (ver la información del grupo, denunciar grupo, violencia o comportamiento dañino);
4. Si lo consideras oportuno, presentar también la denuncia al Grupo de delitos telemáticos de la Guardia Civil o a la Unidad de Investigación Tecnológica del Cuerpo de Policía).