Conoceremos, por ejemplo, la historia de Mary Edmonia Lewis que en 1859 fue admitida en el Oberlin Collage (Ohio), la primera escuela superior que admitía a mujeres y afroamericanos en sus aulas. Un día, sus dos compañeras de habitación cayeron enfermas y la acusaron, sin prueba alguna, de haberlas envenenado. Sus figuras de líderes abolicionistas le permitieron trasladarse a Roma, donde aprendió a esculpir el mármol. Una de sus obras maestras representa a una Cleopatra negra con una mirada desafiante mientras se deja morder por una serpiente. Su arte estuvo perdido durante años y hace poco que se ha dado a su obra el merecido reconocimiento.

Muchas de las artistas que aparecen en este libro usaron su talento para denunciar injusticias y mostrar aspectos que habían permanecido ocultos.

El objetivo del trabajo de Rachel Ignotofsky es dar visibilidad a las artistas que la han precedido y al mismo tiempo celebrar el arte como símbolo de diversidad: diferentes estilos, diferentes épocas, diferentes tipos de arte, y también artistas de diferentes razas y edades. Contar la historia, en este caso la historia del arte, tal como fue es un paso fundamental para combatir la discriminación de género.

A lo largo de este libro podemos viajar desde la Edad Media hasta la actualidad. El libro empieza con Guan Daosheng (1262-1319), poeta y pintora durante el reinado de la dinastía Yuan, y Christine de Pizan (1364-1430), artista italiana que se dedicó a la escritura y la ilustración en Francia.

Entre las 50 artistas, también encontramos a la célebre ilustradora de libros infantiles Beatrix Potter, a la arquitecta Julia Morgan y a la diseñadora industrial Belle Kogan.

A cada una de ellas la autora le dedica dos páginas ilustradas como si de un cómic se tratara, en una invitación a profundizar la vida de esas mujeres extraordinarias.