
Hoy en día está muy de moda proclamar: «yo practico la crianza respetuosa«.
Pero si alguien se atreve a hacerle notar a esa persona, de forma educada, que a lo mejor debería reconsiderar algunos comportamientos porque no son los más adecuados para su hijo/a e incluso se toma la molestia de proporcionarles estudios científicos que lo corroboran, no se le ocurre nada mejor que escudarse detrás de la frasecita: «no hay que juzgar los estilos de crianza ajenos«.
Si alguien publica contenido en las redes sociales, tiene un blog o es un personaje público, está más expuesto que el resto al juicio ajeno; y sin duda tendrá más posibilidades de «meter la pata» y de que la gente se dé cuenta de que en realidad no aplica la crianza respetuosa (ni Montessori ni Pikler…).
Hacerle entender al famosillo/a de turno de la telebasura que llevar a un bebé en una mochila no ergonómica es dañino para sus caderas y que empezar la alimentación complementaria antes de los 6 meses puede acarrear graves consecuencias para su desarrollo, es muy difícil.
Explicarle a una bloguera conocida que los recién nacidos no hay que dejarlos en hamacas o sillas de paseo no reclinables, que «aparcar» a l@s niñ@s pequeñ@s delante de una pantalla es prejudicial para su desarrollo, es muy difícil.
Por mucho que una busque las palabras adecuadas para no herir sensibilidades, la disonancia cognitiva siempre les hace reaccionar de forma violenta. Ell@s y l@s del «club de fans», eso@s incondicionales que defienden a su ídolo, haga lo que haga, se sienten atacad@s.
Mi pareja me dice que no me lo tome tan a pecho, que parece que el bienestar de sus hij@s me interesa más a mí que a ell@s, que solo me gano enemigos. A lo mejor es cierto, pero no puedo mirar hacia otro lado. Y si mi esfuerzo ayudará a un/a solo/a niño/a, me daré por satisfecha.
Así que voy a hablar claro.
Yo no respeto todos los estilos de crianza.
Si le gritas a tu hijo/a, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si le pegas, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si lo castigas, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si lo castigas, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si le dejas llorar, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si ignoras sus necesidades físicas y emocionales, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si le ofreces juguetes sexistas, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
Si le ofreces juguetes violentos, no me pidas que respete tu estilo de crianza.
La crianza respetuosa no significa respetar cualquier tipo de crianza.
La crianza respetuosa significa respetar las necesidades de la cría.
En la crianza, es la cría la parte más débil. Y yo me pongo de su parte.
A veces solo hace falta un poco de autocrítica y de humildad.
Tod@s nos equivocamos, tod@s aprendemos cada día.
Nadie es perfecto y nadie debería proponerse como modelo a seguir.