
Cuando tenía alrededor de 2 años y medio, Anna Laura empezó a llorar cada vez que pasábamos cerca del centro de salud. Por no hablar de las veces que teníamo que entrar a la consulta del pediatra: se había vuelto un suplicio para las dos.
Literatura infantil de calidad, juguetes educativos y crianza respetuosa
Cuando tenía alrededor de 2 años y medio, Anna Laura empezó a llorar cada vez que pasábamos cerca del centro de salud. Por no hablar de las veces que teníamo que entrar a la consulta del pediatra: se había vuelto un suplicio para las dos.