
Todos menos uno
Éric Battut
Editorial Libros del zorro rojo
+5 años
En un jardín crecía una planta de guisantes.
Se parecían unos a otros y vivían tranquilamente. Todos menos uno.
Había un guisante que no quería ser como los demás.
Se parecían unos a otros y vivían tranquilamente. Todos menos uno.
Había un guisante que no quería ser como los demás.

Un guisante, cansado de vivir como todos los demás guisantes y de días siempre iguales los unos a los otros, pasados dormitando en su planta, decide ir a ver mundo a la búsqueda de su identidad.
¿A qué podré parecerme?
¿A una calabaza?,
¿a una zanahoria?,
¿a una cebolla?
Emprende así un viaje que le da la oportunidad de conocer distintos animales y cada uno de ellos despierta su admiración. Decide así coger algo de cada uno para intentar parecérsele. Fascinado por la belleza del pavo real,
le sustrae una de sus coloridas plumas que se ata con una cinta en la cabeza.

Encantado por la elegancia y la valentía del Tigre, decide pintarse unas rayas negras y amarillas.

Cuando conoce al elefante, se queda asombrado por su trompa tan imponente y decide fabricar una usando unos hilos de hierba.

Se siente muy orgulloso de sí mismo: hermoso, elegante y fuerte a la vez.
Al volver a su planta, los demás guisantes, en lugar de alabar su aspecto, acaban burlándose de él. Encantados como están de pertenecer a un grupo, a una masa uniforme en la que ninguno destaca, no entienden las razones de nuestro protagonista.
Al volver a su planta, los demás guisantes, en lugar de alabar su aspecto, acaban burlándose de él. Encantados como están de pertenecer a un grupo, a una masa uniforme en la que ninguno destaca, no entienden las razones de nuestro protagonista.

Pero nuestro guisante no dejará que eso lo haga desistir de sus planes: cava su hoyito en la tierra y se acurruca en él sin desprenderse de su pluma, sus rayas y su trompa. Hasta que, como semilla que es, un día dará vida a una planta de guisantes, pero no a una cualquiera…Ser diferente (o intentar serlo) no es fácil, tiene un precio pero también recompensa. Para atreverse a ir contracorriente hace falta tener una gran personalidad y no dejarse influir por las opiniones ajenas.
¿No sería muy aburrido si todos fuéramos iguales? Eso es lo que debió pensar el protagonista de este cuento, un guisante que tomó la decisión de su vida: dejar de parecerse a esos guisantes para los cuales la vida no era nada más que pasarse todo el día en sus vainas.Este libro, que habla del valor de la diversidad y la aceptación de uno mismo, da a estos temas un enfoque peculiar: el protagonista de la historia, consciente de lo que quiere, en ningún momento se preocupa por la opinión de los demás. Con firmeza y determinación, sigue su destino y se convertirá en una planta en la que cada guisante tendrá un aspecto y una personalidad diferente y vivirá en armonía con los demás.Una acertada metáfora social que nos invita a creer en nosotros mismos, en nuestra personal visión del mundo, también en situaciones en las que no se nos aprecia. Y también nos muestra que no siempre hay que seguir las normas impuestas por el grupo y aceptar sin más lo que la sociedad espera de nosotros: en primer lugar le debemos fidelidad a nuestros principios y nuestras ideas y, si no encajan con los de los demás, habrá que buscar otro camino, nuestro propio camino.
Obviamente esta historia nos permite hablar también del ciclo de la vida y explicar a l@s peques cómo una semilla se convierte en planta.Éric Battut es un autor e ilustrador muy prolífico que no deja de sorprendernos.
Sus ilustraciones, sencillas y eficaces, acompañan el texto y recalcan su tono de humor y ternura.
¿No sería muy aburrido si todos fuéramos iguales? Eso es lo que debió pensar el protagonista de este cuento, un guisante que tomó la decisión de su vida: dejar de parecerse a esos guisantes para los cuales la vida no era nada más que pasarse todo el día en sus vainas.Este libro, que habla del valor de la diversidad y la aceptación de uno mismo, da a estos temas un enfoque peculiar: el protagonista de la historia, consciente de lo que quiere, en ningún momento se preocupa por la opinión de los demás. Con firmeza y determinación, sigue su destino y se convertirá en una planta en la que cada guisante tendrá un aspecto y una personalidad diferente y vivirá en armonía con los demás.Una acertada metáfora social que nos invita a creer en nosotros mismos, en nuestra personal visión del mundo, también en situaciones en las que no se nos aprecia. Y también nos muestra que no siempre hay que seguir las normas impuestas por el grupo y aceptar sin más lo que la sociedad espera de nosotros: en primer lugar le debemos fidelidad a nuestros principios y nuestras ideas y, si no encajan con los de los demás, habrá que buscar otro camino, nuestro propio camino.
Obviamente esta historia nos permite hablar también del ciclo de la vida y explicar a l@s peques cómo una semilla se convierte en planta.Éric Battut es un autor e ilustrador muy prolífico que no deja de sorprendernos.
Sus ilustraciones, sencillas y eficaces, acompañan el texto y recalcan su tono de humor y ternura.
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Participó, me parece un libro muy bonito, Silvia Carretero en FB
Nos gusta mucho este cuento
Kylla Lluna en fb
Me encantaria leerle! Participo
Que importante, todod diferentes- todos iguales.