Reseña: «Yo mataré monstruos por ti»

Yo mataré monstruos por ti
Santi Balmes
Editorial Principal de los libros

+5 años

 

«Afuera llovía muchísimo.
Martina tenía miedo, había llegado la noche…
Cuando salía la luna, Martina sabía que la mandarían a la cama.
Luego sus padres se irían a su habitación y se dormirían,
incluso la televisión se callaría y empezaría a roncar.
Nadie, menos ella, escuchaba al monstruo”.
Un cuento que nace del verso de una canción que el autor, Santi Balmes, también cantante y compositor del grupo Love of Lesbian, dedicó a su segunda hija.
La protagonista es Martina, una niña que está tan asustada que no consigue conciliar el sueño por la noche. Su mayor miedo es que debajo del suelo haya otro mundo, igualito que el de arriba, pero habitado por monstruos.

Obviamente, caminan cabeza abajo y están conspirando contra los humanos para romper el suelo y darles a todos un buen susto.
Tampoco se atreve a dejar caer el brazo de la cama porque seguro que los monstruos están allí abajo esperando esa oportunidad para llevársela con ellos y obligarla a caminar al revés.
Cuando por fin le cuenta a su padre lo que le preocupa, él le da una respuesta que le será de ayuda: el tamaño de los monstruos depende del miedo que se les tenga.

Acunada por ese pensamiento consolatorio, por fin Martina se duerme y sueña con una niña monstrua, rosa y regordeta, que representa su alter ego.

Así descubrimos que Anitram, la pequeña monstrua, tiene los mismo miedos que nuestra protagonista humana y que si no fuera por el consuelo que le da su papá que le promete “Yo mataré miedos por ti”, tampoco podría dormir pensando en esos humanos que se la quieren llevar a su mundo al revés.

Finalmente una noche, mientras Martina y Anitram duermen, sus brazos se deslizan fuera de la cama y los dos mundos entran en contacto.

Con ilustraciones sencillas que reflejan la inocencia de los dos mundos vistos con ojos infantiles, el cuento es una metáfora sobre el miedo a lo desconocido.

Nos ofrece la ocasión para hablar con nuestros peques de sus miedos, no solo del miedo a la oscuridad sino de todo lo que les asusta. Los monstruos son grandes cuanto el miedo que les tenemos, es decir, somos nosotros mismos que alimentamos el miedo y le damos el poder de controlar nuestras vidas.
Lo que ignoramos a menudo nos asusta porque es “otro” respecto a nosotros y nos lo imaginamos con rasgos inhumanos, monstruosos.
Y de aquí una reflexión más amplia: ese miedo ancestral es lo que suele usarse para crear la imagen del enemigo antes y durante una guerra. El enemigo es distinto, es horrible, no es como nosotros.
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