
Silvia Vecchini (Autora), Maria Girón (Ilustradora)
Editorial Tramuntana
+5 años
debo apagar otra cosa.
Para que funciones al máximo,
es bueno tener algo
para mirar,
como una ventana
o un libro.
En el coche, mientras miras a través de la ventanilla, te ayuda a tener pensamientos muy interesantes; es útil para entender mejor, sirve para dormir pero también para sentirse más despierto.

Tiene también algunos lados negativos: puede convertirse en un muro cuando estamos enfadados y da miedo cuando todo está oscuro. Pero basta con tener al lado a alguien de confianza y fundirse en un abrazo con esta
persona para que podamos volver a conectarnos con la esencia del ser humano, con la vida misma.
Precede momentos especiales como las sorpresas y las noticias, y también las risas cómplices entre amigos en los momentos menos oportunos.

Los abuelos y los animales tumbados al sol son los que mejor saben aprovecharlo, mientras los adultos lo ahuyentan, casi lo temen.
Estamos tan acostumbrados al fragor de la vida moderna que intentamos huir del silencio. Parece que hemos olvidado que el silencio implica concentración, nos ayuda a recordar, a descansar, a tener nuevas ideas.
Un álbum ilustrado que invita niñ@s y adult@s a redescubrir emociones y pensamientos que no pueden expresarse en voz alta. Una historia construida como una adivinanza, durante la cual Silvia Vecchini nos va ofreciendo muchas pistas para reflexionar sobre la importancia del silencio.
A través de los ojos de una niña, descubrimos que su hallazgo hace que pasen cosas extraordinarias: la naturaleza se vuelve más imponente, en las hojas de dibujo aparecen figuras imaginarias así como en la ventanilla del coche…

La autora cuenta sensaciones y pequeños acontecimientos cotidianos con frases cortas, eligiendo las palabras con cuidado, palabras sencillas y llenas de matices, con el ritmo de versos.
El lector entra de puntillas en la vida de la pequeña protagonista, en un mundo en el que las palabras callan y, sin que se mencionen directamente, casi oímos el sonido de la respiración, el movimiento de las hojas, los pequeños ruidos de la casa.

Un texto que juega con las pausas y la espera, alternando momentos diurnos y nocturnos, escenas de interiores y de exteriores, momentos de soledad y de compañía.
La autora juega a cambiar el centro de atención y solo al final revelará el enigma, mientras su protagonista, tumbada en el suelo, nos mira con ojos serenos y una sonrisa en los labios.
Maria Girón, cuyas ilustraciones ya nos habían enamorado en «Inseparables«, vuelve a fascinarnos con una armoniosa paleta de colores, dos niños de mirada dulce e inteligente y unos dibujos que transmiten emociones y a la vez son tan detallados y realistas como fotografías.
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Me encanta el estilo de las ilustraciones, qué chulada!
Soy Laura GGo en facebook
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