Rabietas: consejos para gestionarlas de forma respetuosa

Como ya he comentado en otras ocasiones, el término «rabietas» no me gusta. Parece querer quitarle importancia a lo que el/la niño/a siente: un mix de sentimientos que le cuesta gestionar. No es una pequeña rabia sin importancia, es enfado, frustración o tristeza (o todo a la vez) que el/la peque exprime como puede.

Confieso que para nosotros gestionar las rabietas de Anna Laura ha sido relativamente sencillo.
Todo el mundo nos dice que tenemos suerte y puede que sea así, porque es una niña tranquila y madura por su edad.
Pero no deja de ser una niña de carácter fuerte así que quiero pensar que también ha sido el resultado de la crianza respetuosa. Atender sus necesidades siempre, no dejarla llorar sin intentar consolarla, colechar…todo eso ha sido fundamental para que llegase a ser la niña que es.
Creo que también gracias a este «trabajo preventivo», sus rabietas nunca han llegado a niveles extremos (tirarse al suelo, golpearse o golpearnos, insultar) pero durante la fase máxima de afirmación del yo, sí ha llegado a tener una o dos crisis al día.
Si no podemos evitar las rabietas (ya que constituyen una fase normal y sana del desarrollo infantil), sí podemos ayudar y apoyar a nuestro/a peque para que la duración e intensidad de las mismas sean cada vez inferiores y poquito a poco aprendan a gestionarlas.
Dejo aquí algunos consejos basados en nuestra experiencia que espero que te sean útiles. Se refieren a tres distintas fases: prevenir, acompañar y aprender.
1) Criar con respeto
Si nuestro/a hijo/a está acostumbrado a recibir atención por nuestra parte y sabe que siempre puede contar con nosotr@s, las rabietas serán más gestionables, por ambos lados. Últimamente en la prensa se viene hablando mucho del método de «escucha activa«, porque lo usan los príncipes William y Kathe con su hijo. Pero no es una novedad (se teorizó por primera vez en 1957): l@s que practicamos la crianza respetuosa llevamos tiempo poniéndolo en práctiva. Se trata de una forma respetuosa de tratar a l@s niñ@s para que se sientan realmente escuchados. La pedagoga Leticia Garcés Larrea lo define como “una forma de comunicación entre los miembros de la familia que va a permitir desarrollar la empatía, a la vez que proteger los vínculos afectivos”. La mejor manera de demostrar que estamos escuchándole es establecer contacto visual. Por eso es necesario colocarse a la altura de sus ojos para que el/la niño/a se sienta más cercano/a a sus padres y podamos transmitirle calma y serenidad. Los expertos destacan es el aspecto emocional de esta comunicación: escuchar en el sentido de entender qué siente el niño, no solo qué dice.

2) Informarnos
Te aconsejo un libro que considero indispensable para entender la fase de las rabietas, lleno de consejos prácticos que me gusta porque ayuda a reflexionar y evita el planteamiento «gurú»: «Ni rabietas ni conflictos«. Es una guía para padres de niñ@s de 0 a 12 años que explica cómo evitar que las rabietas de la infancia se transformen en conflictos adolescenciales.

 

3) Practicar yoga y/o metidación
Creo que la práctica del yoga ha sido una de las claves para que Anna Laura y yo aprendieramos a relajarnos, a respirar, a relativizar, a centrarnos en el «aquí y ahora» y, sobre todo, a hacerlo juntas. Hay algunos libros excelentes de yoga para niños, por ejemplo este que reseñamos en el blog.
Si quieres profundizar el tema, en el blog encuentras una selección de libros y juegos de meditación y relajación para niñ@s.4) Usar el frasco de la calma
Es un buen recurso para relajarse pero no puede ser usado cuando la rabieta ya ha estallado. Puedes leer el artículo completo aquí.
5) Controlar nuestras propias emociones
Lo primero es trabajar sobre uno/a mismo y no dejar que el comportamiento de nuestro/a peque nos afecte más de la cuenta. No es fácil, claro, además tod@s tenemos días mejores y días peores, pero no hay que perder de vista algo fundamental: quien peor lo está pasando es nuestro/a hijo/a y nos necesita. Perder la paciencia, gritar, regañar no sirve de nada, es más, transmite un mensaje erróneo: que hay sentimientos que es mejor no expresar para evitar nuestra rabia.
6) Relativizar
Nunca hay que olvidar que la persona adulta somos nosotros, es decir la persona que en teoría, por edad y experiencia, tiene más recursos para gestionar una situación difícil. La fase de las rabietas dura relativamente poco, se supera y es una fase normal del desarrollo infantil.
7) Anticiparse
Lo mejor es intentar evitar que la rabieta tenga lugar. No es fácil en absoluto pero, a veces, es posible. Hay situaciones que sabemos que pueden resultar estresantes para nuestr@s peques: ruidos, periodos demasiados largos sin dormir o sin comer, aburrimiento. Solo te diré que desde que soy mamá llevo 2 bolsos. Además del mío, otro para mi hija con kit de emergencia: agua, comida, un portabebé ligero, algún juguete, libreta y lápices de colores.
8) Moderar el uso del NO

En casa usamos el NO solo en casos de extrema necesidad, casi siempre relacionados con su seguridad. Una vez más hay que ponerse en el lugar del niño/a porque a nadie nos gusta que nos digan todo el tiempo «no hagas esto y no hagas aquello«. Cada niño/a tiene un nivel de aguante, llega el momento en el que ell@s también pierden la paciencia y…explota la rabieta.

9) Evitar que haga y se haga daño
En algunos casos las rabietas pueden llegar a ser violentas. Siempre tenemos que velar por la seguridad de nuestr@s hij@s y evitar que lleguen a lastimarse. También es importante mantener una distancia prudente en caso de que exprese su enfado pegando o mordiendo.

10) No dejarlo/a solo/a
Hay niñ@s que no aceptan en absoluto (o no siempre aceptan) ser abrazad@s durante la rabieta. Hay que respetar su decisión, por supuesto. Pero eso no significa dejarl@s sol@s. Es importante que sepan que estamos allí, dispuest@s a abrazarles cuando lo necesiten.

11) Hablar de lo acontecido
Es importante poner nombre a las emociones, para validarlas y no temerlas. Obviamente hay que hacerlo cuando ha vuelto la calma. Hay libros infantiles que nos pueden ayudar, sin duda mencionaría «El monstruo de colores» (a partir de 2 años) y «Emocionario» (a partir de 5 años).

Existen también cuentos específicos sobre las rabietas, como «La mamá de Tesla no quiere«, «El papá de Tesla no quiere«, «¿Qué necesito cuando me enfado?«, «Inés del revés«, que recomiendo encarecidamente por su enfoque respetuoso.

 

 

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